domingo, 22 de enero de 2017

Trump, la política,la sociedad y el sistema norteamericanos

 Trump, la política, la sociedad y el sistema norteamericanos

Es bastante difícil para el argentino común, y aún para los intelectuales que no han profundizado en el estudio de la sociedad y la política norteamericanas, comprender lo que está pasando hoy en día en el país del norte.
Me permito aportar mi humilde opinión acerca de algunos puntos en particular. 

¿Por qué tantas protestas y enojo a tan solo un día de haber asumido Trump?

Entre las muchas singularidades que tiene Donald Trump como presidente, se cuenta la popularidad más baja desde que este rasgo comenzó a medirse en el país del norte. Su forma de hablar sin rodeos y sin moderaciones, muchas veces expresando sus ideas racistas, xenófobas, machistas y demás, le han granjeado muchas antipatías. Es por eso que una sociedad tan democrática como la norteamericana, no duda en hacer uso de su derecho a manifestarse y lo hace masivamente. La violencia de dichas manifestaciones es una "cosecha material", fruto de la "siembra verbal" que el propio Trump ha realizado.
El hecho de no ser un político "tradicional" ha tenido: 
1°) Un efecto positivo: Trump no temió hablar de temas espinosos (pero importantes para muchos) y lo capitalizó (tanto que hoy es presidente).
2°) Un efecto negativo: le faltó el "tacto" y la "cautela" que un político "tradicional" y con experiencia utiliza para tratar de "seducir" a todos y de no "ofender" a nadie.

¿Como es que ganó alguien tan "impopular"?

Para responder a esta pregunta es menester explicar que convergen muchos factores. Mencionaremos solo algunos de los más importantes.
Comenzaremos diciendo que para la mayoría de los norteamericanos es irrelevante si gobiernan los demócratas o los republicanos. Esto sucede porque las cuestiones más importantes, como el estilo de vida, la forma de gobierno, la democracia y demás, están asegurados, sea quien sea el que gobierna. Las diferencias entre los integrantes de este "bipartidismo" son apenas matices tales como que los demócratas son más propensos a gastar en políticas sociales, lo que a veces perjudica algunos aspectos de la economía, como el gasto público o la inflación. 
Los republicanos en cambio siempre se han caracterizado por ser mas ortodoxos en ese sentido, aunque en lo que respecta a la política exterior han sido tradicionalmente más agresivos e intervencionistas. 
Pero Estados Unidos ha sido siempre Estados Unidos. Pese a la alternancia presidencial entre demócratas y republicanos, lo esencial en el país no cambia, y las cuestiones fundamentales están resguardadas por "políticas de estado", que tanto los gobernantes de uno como de otro partido tienen que cumplir. 
Todo lo expuesto, hace que en un país enorme y de 325 millones de habitantes, apenas entre un 50 y un 55 %  de las personas en condiciones de poder hacerlo concurra a votar (allí el voto es un derecho y no una obligación). 
Agregado a ello Hillary Clinton y su partido hicieron lo de siempre, evitando temas espinosos sobre los cuales prefieren no pronunciarse o haciéndolo con mucha moderación, como la inmigración ilegal, los delincuentes extranjeros y demás. 
Trump colmó las expectativas de gente que reclama cambios en ese sentido y apeló al "nacionalismo"
prometiendo engrandecer al país.
Hizo gran parte de su campaña por Twitter, cuyos 140 caracteres resultan insuficientes para los políticos tradicionales y su discurso lleno de circunloquios, eufemismos y rodeos.
Otro factor muy importante para comprender cómo y por qué ha ganado Donald Trump, es el sistema electoral norteamericano, llamado de voto indirecto, en el cual los electores no eligen directamente al presidente y vicepresidente, sino que en virtud de la cantidad de votos se designan delegados al colegio electoral. 
El número de éstos últimos es proporcional a la cantidad de habitantes de cada estado y fue ideado para darle la representatividad que les correponde  a los estados más grandes y/o más poblados. 
He allí la dificultad de predecir quien puede ganar una elección. Analizaremos a modo de ejemplo la elección en los tres estados más importantes, por la cantidad de electores que asignan al colegio electoral.
California (55 electores), Texas (38) o Florida (29).
En la elección que nos ocupa Hillary Clinton ganó en California por mas de 3 millones de votos de diferencia respecto a su rival, obteniendo 55 delegados.
Trump en cambio, que ganó en Texas por unos 800.000 votos de ventaja y en Florida por apenas 119.770 sufragios más que su rival, se quedó con los 67 electores que suman ambos estados.
Es por ello que al igual que lo sucedido cuando John F. Kennedy fue electo presidente en 1960, Trump fue ungido como primer mandatario tras haber cosechado menos votos y ser menos "popular" que su contrincante. 

¿Podrá Trump cometer cualquier locura?

Muchos temen que alguien tan controvertido como Trump inicie una guerra, cometa desastres en el país en detrimento de algunas minorías o locuras por el estilo. Debo advertirles que Estados Unidos no es como La Argentina.
Si bien es cierto que administración encabezada por Trump será muy diferente a la de Obama y es muy probable que cumpla sus promesas electorales, allí los presidentes no son "Jefes Supremos" como solemos tener en Argentina. Ello sucede porque allí sí hay democracia (de verdad) y no pseudodemocracia como tenemos aquí. Y lo más importante: Los Estados Unidos de Norteamérica son una República (debo agregar, nuevamente, "de verdad y no como aquí"). ¿Qué beneficios tienen siendo República? Uno de sus rasgos principales es que las atribuciones del Congreso por un lado y del Poder Judicial por el otro, le imponen severos límites a los actos de gobierno del Poder Ejecutivo (es decir, al Presidente, Vicepresidente y a su gabinete de ministros). Allá no existen estupideces ilegales que atentan contra la división de poderes y la República (como los "decretos de necesidad y urgencia", por poner solamente un ejemplo del poco apego argentino a la República y a la Democracia). 
El presidente (debo aclararlo porque nacer y vivir en Argentina oscurece) no es el dueño del país, ni del partido, ni del gobierno. Es, aunque elegido por el Pueblo, un mero administrador, que encabeza su gestión en "representación" de éste (porque no pueden gobernar 325 millones de personas) y si a algún presidente (incluido Trump) se le "olvida" hay millones que se lo van a recordar, del partido opositor y del propio, porque allí lo principal es: El País, La Democracia, La libertad y La República. 
Allá no se escuchan estupideces tales como "trumpista" o "hillarysta". . Allá son "norteamericanos" algunos de ellos se definen como "demócratas" y otros como "republicanos", pero nadie es tan estúpido como para definirse como "obamista", por ejemplo. 
Otra pequeña diferencia con La Argentina: 
Si se llegara a comprobar que un presidente desvió fondos públicos en su propio beneficio, o para beneficiar a sus amigos o familiares, o que durante su administración se pagaron obras públicas que no se construyeron, o se cometió cualquier acto de corrupción, no importa de qué partido sea, Los Norteamericanos, tanto los demócratas como los republicanos (tener en cuena que no existen tonterías como obamistas o trumpistas) lo destituyen mediante juicio político o debe renunciar. (Recordar o googlear el caso Watergate). 
Además, para distintos aspectos importantes, se crean comisiones en el Congreso, que está integrado por gente competente y que ha hecho carrera política (tener en cuenta que allá no existen aberraciones antidemocráticas tales como listas "sábanas" o candidaturas "testimoniales) Muchos de los legisladores han sido elegidos primero como consejales, luego como alcaldes y hoy son senadores o diputados, siempre ganando elecciones, sin dedo y sin sábana y sin votar a Juan que "está limpio" y/o "mide bien" para que asuma Pedro, que "es chorro" y/o no lo votaría ni la familia. Es muy común que antes de votar a favor o en contra de alguna ley consulten al pueblo de su Estado. (No como aquí que "mandan cómo votar" el presidente, los gobernadores o el partido)
Cabe mencionar que en lo que respecta a su propia seguridad, el presidente debe acatar lo que le indique el Servicio Secreto. Estupideces tales como meterse en una choripaneada a bailar cumbia y saludar planeros, no se le permitirían, por ejemplo. 
El tipo puede estar todo lo loco que quiera, pero ahora representa al Pueblo Norteamericano, es su Embajador más importante, y a ningún norteamericano le gustaría que hiciera el ridículo en publico, por ello será obligado a respetar el protocolo acorde a su investidura. 
En temas de defensa, deberá consultar y tener en cuenta lo que dice El Pentágono.
En cuestiones que involucran las relaciones internacionales del país más poderoso del mundo, debe consultar al cuerpo diplomático y a sus asesores, hay que tener en cuenta que (nuevamente) a diferencia de La Argentina en la que los cargos en la administración pública son botín de guerra de los políticos, en Estados Unidos los cargos son ocupados por funcionarios de carrera, con capacidad y experiencia y no, por ejemplo, por un sindicalista que puso plata para una campaña electoral. Además, obviamente están los países aliados como Gran Bretaña, Francia y el resto de países de la OTAN, también países como Israel y Arabia Saudita, a quienes no les agradaría para nada ser arrastrados a un conflicto (con China por ejemplo) por tonterías cometidas por Trump.
También deberá consultar a su gabinete y a su partido. Además está la opinión pública y la prensa.
En mi modesta opinión, en muy poco tiempo, se notará un cambio muy importante en el comportamiento y el discurso de Trump. A medida que vaya mejorando y si sus actos de gobierno son mesurados, las protestas irán aplacándose. Incluso, y esto depende de lo dicho anteriormente, hasta podría resultar reelecto dentro de 4 años. 
                                                                              

domingo, 15 de enero de 2017

Diferencia entre gobierno y poder ejecutivo

            

                  Diferencia entre gobierno y poder ejecutivo

En apariencia la diferencia entre "gobierno" y "poder ejecutivo" es rotundamente obvia. Es más, me siento como un idiota escribiendo este pequeño artículo. 
Digo "en apariencia", porque "en la realidad" la incultura cívica de los argentinos es verdaderamente proverbial. 
Realmente estoy harto de leer y escuchar a importantes "políticos"; "periodistas"; "politólogos"; "dirigentes sindicales", "autoridades eclesiásticas", "analistas"; "autoridades judiciales"; "legisladores" y todo tipo de "funcionarios públicos" hablar de "gobierno", cuando en realidad están haciendo referencia al "Poder Ejecutivo Nacional". Me parece que en toda mi vida, jamás escuché a alguien hablando correctamente sobre este tema. 
Comencemos por decir que nuestro "gobierno" está integrado por tres poderes: 
1) El poder Ejecutivo Nacional (P.E.N.): 
Formado por el presidente, el vicepresidente y el gabinete de ministros. 
2) El poder Legislativo (Congreso Nacional):
Costituído por los integrantes de ambas cámaras del Congreso (Diputados y Senadores) 
3) El poder Judicial:
Órgano encargado de administrar justicia. Integrado por los magistrados de los Juzgados; Tribunales y la Corte Suprema de Justicia.

Propongo como ejemplo una frase tan común como incorrecta:
"El gobierno envió al congreso un nuevo proyecto de ley"
Es una caballada hablar de esa forma, ya que el Congreso forma parte del "gobierno". 
Lo correcto sería decir: El presidente (o El Poder Ejecutivo) envió al Congreso un nuevo proyecto de ley. 
Algo idéntico ocurre al pronunciar otras frases igualmente desafortunadas:
"El gobierno le pidió a la justicia que actúe rápidamente" 
Lo correcto sería: El Presidente (o El Poder Ejecutivo) le pidió a La Justicia (o al Poder Judicial) que actúe rápidamente" 
Homólogamente solemos escuchar lo siguiente.
Los legisladores le pidieron al gobierno tal o cual cosa.
Cuando lo que se quiere decir es: 
Los legisladores le pidieron al Poder Ejecutivo tal o cual cosa. 
Este tipo de ejercicios, desgasta, pero si nuestra clase dirigente y nosotros mismos, no sabemos cómo está integrado nuestro propio gobierno, ni cómo funciona y si no hablamos el mismo idioma.... ¿Cómo vamos a mejorar nuestra sociedad?





sábado, 14 de enero de 2017

El peligro de negociar con delincuentes

                El peligro de negociar con delincuentes


Es vox populi que muchos gobiernos, entre los que se destaca el de USA (Estados Unidos de América) no hacen concesiones ni negocian con terroristas. Ello es bastante lógico, ya que si un grupo que  toma rehenes o realiza amenazas reclamando concesiones para liberar a dichos rehenes o detener su accionar, ve cumplidas sus demandas, indudablemente repetirá dicha práctica. Y es seguro que otros grupos lo imitarán. También es seguro que las concesiones serán aprovechadas para acusar al gobierno de "debilidad", cuando lo que conviene demostrar ante estos hechos es autoridad, determinación y dureza a la hora de hacer cumplir la ley y brindar seguridad a los ciudadanos.
Idéntica situación se presenta cuando un gobierno debe lidiar con diferentes tipos de delincuentes,
Ello nos lleva a la conclusión de que las últimas administraciones de La Argentina se han manejado de manera pésima en ese sentido, negociando con toda clase de grupos minúsculos, hostiles y violentos y llenándolos de concesiones, que van desde subsidios, y planes sociales hasta cargos electivos y en la función pública. No debe extrañar, entonces el alto grado de inseguridad que padece el país.
Pero no quiero que se piense que los únicos delincuentes con los que negocia el Estado Nacional son los manteros, los piqueteros, y demás.
La negociación con delincuentes está tremendamente extendida en La Argentina y ocurre a diario, aunque la mayoría de las veces no nos enteramos. Les cuento un par de casos a modo de ejemplo:
Un efectivo de la Policía de la Provincia de Buenos Aires (la mejor del mundo, según Eduardo Duhalde) que prestaba servicios en la Dirección Departamental de Investigación (DDI) de un distrito del Conurbano Bonaerense detuvo a un narcotraficante. El mencionado policía le exigió al narcotraficante la entrega de todo el dinero que tenía encima a cambio de dejarlo escapar.
Luego del hecho, el narco denunció al policía, por haberlo despojado del dinero. ¿Cómo terminó la historia? El policía fue trasladado (para prestar servicio) a una dependencia a muchos kilómetros de su casa (es una especie de castigo) pero hasta eso fue "suavizado" ya que le permiten "trabajar" 24 horas y descansar 3 días.
Otro caso: Una banda de policías roba un auto. La víctima tenía un amigo en en el Ejército, (abogado y del servicio de inteligencia de la fuerza). Este amigo realizo la investigación (que incluyó escuchas telefónicas y otros trabajos de inteligencia) y ayudó a atrapar a los delincuentes (o policías, es lo mismo en este y en muchos otros casos) Se realizó una reunión informal (negociación) delante del Juez interviniente. ¿Cómo terminó esta hermosa historia? El auto no pudo ser recuperado porque había sido desmantelado y vendido. Pero tuvieron que pagárselo a la víctima. Además aceptaron ser echados de la policía, a cambio de no ir presos. Seguramente con sus conocimientos y contactos seguirán "actuando" normalmente y estrán robando autos a manos llenas.
Opino que La policía y el gobierno (PEN, Poder Judicial y Legisladores) al negociar con delincuentes o tolerar esas negociaciones, se ponen en un plano de igualdad con ellos.
Deberíamos tener "tolerancia cero" con los delincuentes, pero los que tendrían que implementarla (los funcionarios del Estado Nacional) son sus socios, o en el mejor de los casos... negocian con ellos.
El peligro de negociar con delincuentes tiene dos aristas bien visibles:
Por un lado los gobernantes se rebajan a la altura de los delincuentes.
Y por el otro la delincuencia es oficializada,  lo que sin dudas, alienta su proliferación en un país cuyos habitantes claman a gritos por tener seguridad.